viernes, 3 de septiembre de 2010

Berlín como ciudad de inmigración

En los 12 distritos de Berlín habitan unas 470.000 personas de nacionalidad no-alemana, procedentes de unos 190 países. Estas personas constituyen aproximadamente el 13% de la población total. El porcentaje de individuos que cuentan con un contexto de inmigración asciende a un 25%. Las cuatro comunidades de inmigrantes más grandes son: unas 200.000 personas con un contexto de inmigración turco, aproximadamente 100.000 individuos que forman parte del “Berlín ruso” (esta cifra incluye a inmigrantes de los países de la antigua Unión Soviética, entre ellos también refugiados judíos o repatriados con raíces alemanas), casi 60.000 personas procedentes de la antigua Yugoslavia y los países a los que dio lugar y casi 45.000 individuos de nacionalidad polaca.

La distribución de la población inmigrante en los distintos distritos es muy irregular. Los distritos Kreuzberg, Wedding, Tiergarten, Neukölln y Schöneberg, de la antigua parte oeste, presentan un porcentaje de población no alemana especialmente elevado. La historia moderna de la inmigración de posguerra comenzó en la República Federal a mediados de los años 50 con la contratación de mano de obra, procedente sobre todo de los países que rodean el Mar Mediterráneo. En muchos ámbitos de la industria federal alemana, se necesitaba mano de obra que no era posible encontrar en el mercado laboral alemán.

Los países en los que se contrataron trabajadores fueron: Grecia, Italia, Yugoslavia, Corea, Marruecos, Portugal, España, Turquía y Túnez. Con estos países se firmaron "convenios de contratación". La mayor parte de estos trabajadores extranjeros se quedó solo unos pocos años y luego regresó al país correspondiente. Pocos fueron los que se plantearon una estancia prolongada.
En la RDA, se firmaron convenios interestatales que trajeron a trabajadores de Angola, Argelia, Cuba, Mozambique, Polonia y Vietnam.

En 1973, en la época de la crisis del petróleo, se detuvo la contratación de mano de obra extranjera. Una parte de los trabajadores extranjeros se quedó en Alemania, trasladó aquí a su familia y tuvo hijos aquí. Poco a poco, la integración social, legal y económica de los inmigrantes (entre los que se encontraban también un gran número de refugiados reconocidos), así como la naturalidad de la convivencia con los habitantes locales se convirtió en una tarea política.
Fuente: Berlín.de